TOY STORY 4 (2019)
Se puede tomar
por muchas partes, pero toy story 4 es una aventura romántica masculina y eso
se ve poco. También cuentas cosas diversas, entre ellas crisis de la edad,
hablar de metas, el fracaso de esas metas de vida, las razones para vivir y el
flujo de los cambios. Y lo hace en una película que va a toda marcha y que no
le presta más interés del necesario a los demás personajes sino a 4 protagonistas.
No le cuesta nada deshacerse con suavidad de un elenco que hemos amado durante
25 años. (¿Tanto tiempo?).
Es una aventura
preciosa, sin transiciones, dirigida con maestría, que apela a cuestiones sentimentales
profundas y que logra emocionar sin llegar al impacto de su tercera parte porque
quiere contar otros desafíos. No quiere hacer lo mismo, sino que quiere contar
una historia de amor que es sutil, es significativa y muy adulta.
El humor es finísimo,
la cinematografía es brillante demostrando técnica y estéticamente que el 3d es
un invento brutal para cosas pequeñas en pantalla. Hay momentos en los que
pensaba que habían grabado cosas en un parque de verdad, que las texturas
fueron tomadas de la realidad, que nadie ha hecho tantas hojas así. Visualmente
es el nuevo avatar, visualmente es lo más salvaje que se haya visto. Es otro nivel.
También hay
escenas profundas: un plano estático mientras que forky camina de la mano de Woody
y una explicación casi filosófica del amor y de la depresión. Me ha parecido
emocionante, ha apelado a mis visiones del amor y de los cambios y los
sacrificios y se salta una que otra regla aportando más cosas y más visiones en
la construcción adulta de un vaquero de juguete, ahora uno de mis personajes
masculinos favoritos. Una de las películas del año, por ahora, la mejor. Cuando se quieren contar cosas, se busca la excusa.
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