SAINT SEIYA DUELE

 


34 años.

Kurumada empieza a dibujar Saint Seiya en 1984 y se publica en manga al año siguiente. Luego se adapta al anime cuando él está empezando a dibujar la saga de Poseidón en 1986. El anime consigue el éxito en Japón y Toei animation habla con Bandai para que las figuras se vendan de forma masiva. Una vez acaba Poseidón, Bandai le dice a Toei que las figuras que están vendiendo del anime ya le están saliendo caras, y toei le responde que el anime empezará a medirse porque también le sale costoso cada capítulo. Sin embargo, lanzan Asgard, un relleno que se convierte en el mejor de su tipo (shonen) conectando con Poseidón. Pero se notan ciertos bajones de la producción. Bandai acepta el trato apoyado en las ventas internacionales de las figuras y Kurumada sigue con el manga en hades. Meses después de que adaptan los marinos deciden tomarse un descanso y Kurumada se dirige a terminar en 1990 toda la saga del infierno y los campos elíseos. Este es el final de lo que consideramos el Saint Seiya clásico. El descanso de la serie se toma dos años y en 1992, Toei empieza a mover sus fichas para hacer hades en anime, incluyendo una grabación de un disco completo con los temas que saldrían en la siguiente temporada y una portada mítica de como luciría la serie, en ese disco. Como consiguió un éxito sin precedentes en Francia, desde allí se empieza a preguntar por la serie sin muchas respuestas y al final con cada año de retraso las preguntas sobre el retorno se van diluyendo. Así supimos qué iba pasando con la serie en la actualidad: a punta de registros anecdóticos guardados en las revistas francesas.  

¿Francia? Pues es el eje de toda la franquicia para occidente, desde allí pasa a España y de España a México y Brasil, de México al resto de los países latinoamericanos. Consiguiendo un éxito sin precedentes con la segunda camada del anime tal y como lo conocemos en nuestro idioma, junto a Sailor Moon y Dragon Ball. Pero la serie, de hecho, llegó por pura casualidad en el paquete de todo el resto de las series de la televisión japonesa que empezaban a mostrarnos por esos años. Los mexicanos traen de España para Argentina y Latinoamérica el opening producto de los caballeros del zodiaco como tradujeron a Saint Seiya en Francia. Luego el anime gana su propio opening con el cover de Pegasus Fantasy en Latinoamerica, aunque en Colombia el opening español se mantiene por años. La serie después de terminada, como si estuviera en gira posterior, crece en éxito durante toda la mitad de la década de los noventas restante, acompañada de figuras, de posters, de fotocopias de color y de álbum de pegatinas. No somos conscientes de que la serie no tiene final. Luego entre Digimon, Pokemon, las guerreras mágicas, Yugi-oh y todo el ciclo del anime durante esa década olvidamos la serie, la superamos. La creemos terminada.


Retrocedamos a 1992. Kurumada decidió descansar tras estar dibujando y escribiendo por 5 años constantes la serie mientras que dibuja otras cosas y arranca otros proyectos de forma menos intensiva. Toei termina el tiraje de todas las figuras, el merchandising se diversifica entre todo lo chino y de plástico e incluso recuerdo mucho ver hasta cometas gigantes con la cara de seiya mientras que salíamos en época de vientos fuertes, cuando era niño.  Aupados por esa consolidación en occidente, entre retransmisiones y nostalgia empiezan a contemplarse el retorno a inicios del milenio. Kurumada en su casa no quiere volver a tener nada que ver con la serie y decide empezar a vender derechos. Aparece su enfermedad. El final de la serie parece perderse en la dilatación. Luego se presenta entre el anuncio de hades y su santuario, una renovación en 2002 de forma brutalmente fresca y con una calidad abrumadora. No se había visto ni sentido la serie así. Es tal el éxito que nos vende discos de dvd, nos obliga a ponernos internet en los países en los que era un sueño imposible, renueva el trauma infantil de los que nunca tuvimos esos juguetes y nos pone a dibujar. Se decide junto con Toei revivir sus ganas viendo semejante éxito y lanzan la película de la saga de los dioses. Todo les estalla en la cara. Es un fracaso, despiden a todos, cortan presupuestos y queda de nuevo en el olvido. Kurumada luego hace lo impensable, empieza a dibujar Next Dimensión con la imagen de Seiya en silla de ruedas y se toma todo el tiempo del mundo para hacerlo. Rompe con el ciclo de publicación y deja en ascuas a todos. Sin embargo, la serie sigue viva como consuelo. Al año siguiente, 2007, reintentan con la parte de hades echa con pocos medios en el infierno y terminan en 2008 con los elíseos. Ese mismo año empieza a transmitirse doblada en Latinoamérica la saga de Hades y Bandai encuentra un éxito en los treintañeros con la venta de figuras myth cloth y myth cloth ex a principios de la década del 2010 mientras que Kurumada continúa dibujando de forma intermitente y haciendo precuelas y spinoffs que no alcanzan el éxito de la serie principal mientras avanza en next dimension. Luego vinieron los derivados de anime que han intentado atravesar el mercado gringo, la película digital y soul of god que les pone carácter sagrado a los 12 caballeros de oro para vender figuras. Nada de eso tiene siquiera una animación de calidad y nunca lograron el éxito. De esta forma se resumen cerca de 30 años de una historia sin terminar. Mientras que digo casi como posdata que Lost Canvas merece un análisis aparte.

Saint Seiya tiene muchas virtudes, pero es bueno empezar con que es una serie plagada de ideas que nacen y de las que se arrepienten dos capítulos después. Hablamos de que los directores de Toei decidieron cambiar armaduras, formas de que se narren eventos, personajes, diálogos, interacciones, sentimientos, diseños. La armadura de sagitario, por ejemplo, o el cambio de personalidad de Kanon son cosas que al final destrozan la coherencia de la trama, porque el que recibe el tridente de Poseidón es él, mas no Seiya, o porque, Shiryu pierde la visión y luego no, o porque Hyoga pierde un ojo y luego no. Cuando llegó a Francia, se tradujo y luego los españoles volvieron a traducir cosas. Los errores del japonés y los errores japoneses quedaron ahí para siempre y fueron traducidos sin ponerle un poco de cabeza y luego al poner estilo nacional, los mexicanos, españoles, franceses y argentinos volvieron a cambiar muchas cosas. Como si fuera un teléfono roto los significados originales de técnicas, declaraciones, simbologías y diálogos al final están algo cambiados. Cuando avanzaba la historia volvíamos encontrar una nueva contradicción con algo por más pequeño que fuera que se había presentado antes. Lo que consideraban intrascendente animadores, narradores, traductores y dobladores y que sin saberlo al final se conectaba con algo en capítulos finales ya estaba herido por cronología o lógica. Hay una lista de daños increíble. Voces diferentes cada capítulo con cada personaje, como por ejemplo no saber traducir valhalla, cosas random y desconectadas dichas para dar matiz al doblaje, cosas que no se entienden, referencias católicas, hablar de un dios cristiano cuando se refieren a los dioses griegos. Se pensaba que como éramos niños no podíamos detectarlo, pero ahora es imposible de no ver, entre los cambios de ojos claros de Saori y Shunrei, el tamaño de Dohko siendo viejo que varía constantemente o hasta el hecho de por qué revive la armadura de fénix con otra forma, la forma del manga.

Esa es la primera medida de las heridas, pero Kurumada es de hecho otro maltratador que se descubre al ver la serie de corrido ya que es un acto de resistencia entre lo hermoso y lo bien dibujado. Lo que nosotros recordamos o apreciamos no son solo sus ideas sino la mezcla que se realiza en la adaptación, las formas y las narrativas de otros directores y que por su falta de ritmo o su falta de pedir ayuda deja a veces abandonada la serie para luego volver arrepentido. ¿Por qué no siguió con las ideas de Next dimension en su manga, uno o dos años después de terminar su año sabático? ¿Por qué tuvo que tomarse 16 años para seguir? ¿Qué tanto influyeron los directivos de Toei? ¿A qué se debe su irregularidad actual? ¿Y por qué los directivos de Toei no insistieron con hades antes? ¿Por qué no hicieron su historia y no apoyaron a Kurumada, si el material estaba listo? ¿Qué destino tendríamos hoy si tan solo ese proyecto de hades se hubiera ejecutado en 1994? 

Creo que cada obra necesita de un cierre y de que cada autor permita valorar el aprecio que le tiene al público terminándola, con tiempo, pero con el interés de hacerlo.  Kurumada está en su derecho de querer estirar el chicle y así, a su ritmo tener un trabajo eterno que le permita terminar su visión. Aunque el tiempo apremie, la historia que se quiere contar esta muy lejos de llegar al final con 14 años de narración hasta el día de hoy. Existen fuertes posibilidades de que nunca veamos el final de Saint Seiya ni porque su creador considere empezar con la adaptación del anime, sino que además adaptarlo es casi imposible con el material actual. Sería terminar en medio de la nada y alcanzar el manga en tan solo un año de emisiones cuando incluso lleva tanta ventaja. No es solo que él se detenga cada año es que además cambia de dedicación, divaga entre otros proyectos y pierde el espíritu. Se detiene o vuelve arrancar cuando se le antoja. 


Critica al cosmo puro: 

En mi madurez puedo ver sus errores reales como serie: además de las contradicciones, el ritmo está dilatado entre lo que incorpora el anime como los caballeros de acero y otros enemigos extra. Las peleas son interesantes pero muy estáticas y hay pocos puños o golpes, en realidad la serie es una lanzadera de poderes de manos y tensión. Pantallas de uno contra uno, el macguffuin es Athena, su búsqueda, y los gimmick son romper cosas como anillos, cofres, espejos, pilares, armaduras, tridentes, flechas, paredes, jarrones. Se abusa bastante de frases de cajón provenientes del “nunca rendirse” y de una obsesión mal sana con dar lecciones de maestro a discípulo junto a una relación algo toxica entre Seiya y Saori. Saint Seiya tiene una virtud, se le puede creer un poco las vidas después de que se acaba la trama, van a sus casas y comen y beben y se enamoran o juegan futbol con los compañeros del colegio infantil de Miho. Pero es conocido que obedece a también a una fórmula en la que se regodea bastante: salvar a Athena y destruir a los caballeros malos de por medio. No esta mal decir que es repetir el santuario una o dos veces, y es que esa sensación de salvarla y que ella no haga mucho o que enfoque sus esfuerzos hacia otra cosa por evitar la violencia, esta siempre presente en el espectador. 

Aunque la escala temporal sea perfecta de días o noches, es en realidad un relato corto que pasa en muchos tomos con muchos personajes que diversifican la narración. Además, Kurumada no supo en algunos tramos a quien darle el liderazgo o a quien presentar, deriva entre los cinco protagonistas y luego en Saori, o Kiki, o en Kanon, o en saga, o en Aiolia (Aioria) o en Shina. Y luego cómo sabe del éxito de que los espectadores se identifiquen con los caballeros dorados, los pone a robarse mucha atención en Hades. Pero luego se olvida de ellos. El cambio de personalidad y los arrepentimientos por el cosmo y el calor de Athena son una solución fácil, que también se repite mucho y que justifica tramos enteros. Saint Seiya adolece de villanos certeros, presentes. Son en realidad jefes finales en contra del carisma desbordado de los principales, pero carga con la relajada forma de narrar de los ochentas y se divierte en ello. Tiene muy poco humor, pero, aunque eso no lo sienta mucho el espectador de la épica romántica esto a veces pesa. Es un anime de luchas y hay mucha, pero mucha muerte. Y sobre todo hay un marcado abuso de que los personajes se queden dormidos, o en conmoción cerebral y se levanten a colaborarle a Seiya, al final del camino. Son fórmulas, repito. 

Pero ¿por qué la esperamos tanto? ¿Por qué entró de esa forma desbordada en el espectador? No hay un anime más hermoso sinceramente. Lo que logran hacer en apartes, no muchos, no pocos, Shingo Araki y Michi Himeno es de antología. El enfoque en perfeccionar los ojos agrandándolos casi convirtiendo a los personajes en dioses extraterrestres con cabellos largos y lacios de múltiples colores, reproducen una solemne belleza. Es lo que evocan esos trazos y esos miembros alargados que se ven perfeccionados casi siendo litografías de dioses. Nada puede ser más evocador de belleza y estética en el anime que esas dos dimensiones en las que se manejan las miradas y las luchas, los colores, los viajes por diferentes luces y efectos. Y no son todos, hay bajones de animación y de calidad y hay partes donde todo luce horrible y deforme, pero cuando vuelve, se esfuerza al máximo y utiliza todas las técnicas de animación de los 70s y 80s para crear con su poder técnico encuadres y frames de una belleza minimalista y colorida. Algunas veces la serie repite sus clichés y enfoques, pero no pasa en los momentos en los que le toca a Araki en la dirección, ahí la serie se vuelve mejor cuando intenta parecerse a las películas o la película de Abel, precisamente. Con esas deformaciones de los ojos y esos efectos en las caras y los brazos mientras que se retuercen. Esas alargadas formas estimulan una especie de baile al ejecutar las peleas, los choques y las magias, somos testigos de seres casi élficos dándose golpes y lanzándose rayos, no es una serie de mucha animación sino de encuadres, pero hay algunos momentos donde la animación también se supera. 


Enumeremos los mejores: Hay ciertos capítulos de la saga del santuario, pero por ejemplo Seiya contra el manipulado Aioria, Shaka vs Ikki (el mejor capítulo de anime de los noventas) o Hyoga contra Camus son de relevancia para la historia y para evocarse en esos sentimientos nostálgicos y de duelo. En Asgard se baja un poquito el nivel, pero la animación, los dibujos y los efectos están muy arriba en el primer capítulo, cuando Hilda recibe el anillo y cuando Hyoga se enfrenta a Hagen. Por lo demás se nota el bajón de calidad hasta que se enfrenta Shiryu con Sigfried o Ikki con Mime. Puede que a muchos no les parezca, pero el ritmo y la velocidad con la que ocurren los eventos además de que los conflictos están enfocados en personajes más carismáticos (no profundos) y con un reto interesante que no es tan repetitivo y que está muy bien animado deja a la saga de Poseidón en muy alto nivel, de hecho, el enfrentamiento de Shun contra Scylla y Shiryu contra Krisaor son de los mejores capítulos de toda la serie. El nivel técnico, la evocación sentimental de la música, el trazo y la confirmación de que Shun es coprotagonista rotundo de la serie (es el personaje que más pantalla consume tras Seiya) producen que se revivan muchas escenas de la saga en la mente. Creo que no puedo olvidar a Shun y como usó los nunchakus para derrumbar un pilar con Schylla de por medio. Con el uso de la tecnología en Hades hay un intercambio: se mejora la animación y se pierde un poco esas miradas y esos encuadres perfectos y de movimientos alargados y alegóricos. Se mueven las cosas con efectos en computadora, pero se aleja un poco de la delgadez de Araki, aunque la serie mejora brutalmente, todo luce moderno, rápido, avanzado, hay peleas con movimientos y variaciones, desplazamientos, las luchas se entienden mejor. Cuando bajan al Hades la animación cae en picada, se vuelve obsesivo con los encuadres cercanos al rostro y los primeros capítulos como los de Orfeo pasan rápido sin entenderse en las transiciones. Al final en los campos elíseos se pone en movimiento el manga pese a que hay unos tramos lindos, se rescatan muchas cosas y la trama alcanza su climax, unas peleas como la de Hydra en Cocytus retumban, pero ya el daño ejecutado por la falta de popularidad y la deriva de Toei y Kurumada se nota. 

El otro pilar de la serie es la combinación de esas imágenes con la música de sintetizador y casi de dramatizado romántico con las imágenes en pantalla. Como tiene ese aire ochentero de drama al estilo de Heidy le permite a la serie verse demasiado Shakespeare, con lágrimas, choques de honor, dramaturgia, de “lo haré todo, hasta sacrificar incluso mi vida” con la música de Seiji Yokohama que produce muchas baladas y que por ejemplo cuando esta esa melodía triste mientras que Hyoga recuerda a su mamá o Seiya ve en Marín a su hermana alcanza a moverle todas las fibras al espectador como si desde el barroco se le rindiera homenaje al romanticismo. Hermoso, delicado y evocador. 

Evidentemente la serie adolece porque su historia no está acabada y en algunos personajes el cuento no ha empezado siquiera a girar en arco argumental. Le pesa el no saber la gran imagen, el objetivo más alto, la razón fundamental (por ejemplo, freezer quería destruir a los Sayayin, la venganza de Madara y óbito, la resurrección del cuerpo de Alphonse) y hacia dónde quiere llegar. Se enfoca en narrar su historia por que sí y en hacer disfrutar a los que ven a Seiya por inercia, pero es la cuestión de la lucha de los dioses, la magia estructural de las armaduras que portan y lo que representan, sus cascos y su estética, la identificación astral y la idea de que 5 amigos se juntan para vencer dioses y quedarse con la niña rica. Es divertido para el niño de 16 años interior. Shun por ejemplo es un personaje en pro de la no violencia, pero cuando le toca demuestra que es el mas fuerte, la belleza masculina de Shiryu y su ímpetu además de que es el único que tiene una relación amorosa sana , junto a su poder y determinación la brinda esa recordación femenina. Hyoga y sus conflictos con sus maestros y la peculiaridad de su poder e Ikki que siempre soluciona problemas porque es hermano mayor que se roba el show cuando entra en cada escena por sus misterios y el cambio de villano a héroe. Seiya es una especie de enamorado compulsivo que representa ante los dioses lo mas profundo de la humanidad con su juventud traviesa y su personalidad casi bruta, salvaje y básica y su muy particular fuerza de proteger a la humanidad con el poder del amor y hasta donde puede llegar. Sí, la fórmula se repite varias veces, pero no tanto como uno cree, por que es que la serie la repitieron miles de veces y el cansancio de hacerlo se nos notó a todos cuando incluso éramos jóvenes. 



Duele que la serie no tiene final, por que no se entiende realmente bien cuál es la idea global tras “el no rendirse”, tras la obsesión de Seiya, tras la defensa de la tierra. Una idea global invisible que está ahí, en el uso de la mitología y en las enseñanzas pequeñas. Quedamos en veremos para poder cerrar ese capítulo de nuestra infancia, del conocimiento de varias costumbres mundiales, de entender la dimensión de los mitos y de nuestra validez como humanidad. Es a veces pura poesía visual, es encontrar en la espiritualidad, en la inspiración, en Saori como musa para seguir adelante, como cuando uno esta enamorado de una chica, así de una Saori que te impulso a seguir por ella, porque ella es quien tiene la razón. Es encontrar el verdadero poder en concentrarse, en percibirse en todos los planos y en atravesar un viaje y enemigos más fuertes que tú mismo para lograr al final, llegar, vencerlo todo. 

Me quedo con esas perfecciones estéticas y me mantengo en la espera por la serie y por lo logrado en las películas incluso en lo ecléctico de la película de la obertura, que raya en lo magistral de las ideas y el lenguaje de la brutalidad y de la forma en la que se representa la violencia tan particular en la serie y en la calidad técnica, con sus clichés, sus escenarios y sus sacrificios. Ahí, junto a su final, se veía el objetivo por el que Seiya esté tan obsesionado con Athena, incluso para dejarse matar por ella y por el amor que le tiene, algo así como una especie de entrega por un bien mayor o el magistral discurso contra Apolo casi como una especie de rebelión atea sobre la divinidad y sobre la ruptura con el amor y la eternidad a los dioses. Es en esa loca y arriesgada parte, donde la serie apuntaba a su trama epítome, pero nunca se dio. Además, nadie lucha como los caballeros, ninguna serie tiene esa estética, ni aspira a repetirla y dudo que la alcancen, quedando ahí para siempre mientras que, en algún punto, algún día Kurumada se siente con un equipo para que le colabore en la finalización de su manga y para que Toei decida sacar un anime con las técnicas modernas más revolucionarias y pioneras como lo fue el santuario de hades. No será fácil la espera, sabemos que Kurumada gana años y que nosotros también. Tal vez antes de morir la veamos, porque así va el ritmo. Buena suerte a todos y que se nos permita seguir disfrutando de los caballeros.

Comentarios

  1. Hace poco retomé SS por solicitud de mi esposa, que nunca había visto la saga de Hades, y noté todos esos defectos que menciona, pero nos divertimos. Ahora estamos viendo Lost Canvas y la mejora es significativa.

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