SILENCE (2016)

Es una lastima que en el consenso general las películas que se salen del prototipo y estilo más encontrado de Martín Scorsese no tengan la repercusión que merecen. Silence se une a Kundun, Shutter Island, George Harrison: Living in the Material World y La Ultima Tentación de Cristo en ser una de esas películas que trascienden los típicos estándares de buena historia, inspiradora, final feliz, o violencia con retrato de sociedad europa-americana.

Imagino también que es muy difícil querer una película así: 3 horas de duración y una perspectiva que cuestiona la realidad religiosa que nos ha movido siempre. Un muestra de un genocidio y evidencia una vez mas, de los colores grises que se alcanzan, inclusive, en la maldad humana.

Pese a que los tramos iniciales son realmente difíciles de digerir, Scorsese, brinda tal vez la cinematografía mas hermosa, solida y sutil que haya hecho en su carrera para mantener la atención. Por fuerza de texturas y tecnología acompañada de las sobradas actuaciones de todos los personajes, sin excepción, la historia, lenta y tensa, sumerge al espectador en esa realidad, en ese drama y en ese mundo. Escenas largas complementan el hecho de que absolutamente todo en pantalla sea creíble y cada detalle de plasticidad y efectos especiales, alimentan la sobrada sensación de desasosiego espiritual y humano que deja el tercer acto.

En menos de lo que se espera todo ese metraje se hace corto y cerrando la película, con esa compocision de secuestro que trae el atraso y el fundamentalismo, se efectúa un debate inmensamente complejo, oscuro, sanguinario y lleno de razones que van y vienen, cambian y cierran. Es una prueba de fe, pero mas que todo, es una muestra del dolor y de lo que nos hace por dentro. 

No será fácil verla para muchos, no es fácil aceptar los duelos y los matices que trae a la palestra. Pero lo difícil siempre puede resultar en lo mas gratificante. Atención particular a la actuación de Andrew Garfield, Tadanobu Asano y las colores de la carrera de Adam Driver.