DUNKIRK (2017)


Mas allá de la puesta en escena tan imponente, del sobrehumano uso de la tecnología mas avanzada del cine moderno, con una producción impecable y realista a todos los niveles, desde la fotografía, vestuario y escenografía, el  mayor logro de Nolan y su equipo recae en la edición que logra un ritmo siempre a punto de estallar. El director se sienta con Hans Zimmer ha planificar la emoción del espectador a punta de bits y sonidos atmosféricos que se repiten como si fueran un tictac de un reloj de bomba y crea una tensión penetrante y angustiante hasta el final. Ademas nunca se aísla del factor humano y nunca tiende a exagerar el relato, solo segmenta pero la repartición esta bien distribuida. 

Sin embargo, la película es emocionante y no emocional. Es muy común encontrar percepciones de indiferencia a los personajes debido a que no se llega a conocer nada de ellos, y que las emociones e identificaciones con estos, son parciales, pareciendo aislados de los que observan. El relato y sus formas priman para la única conclusión final y no, sobre los sentimientos o el drama. Tal vez Kenneth Branagh permite resonar sobre su personaje de observador y tomador de decisiones ademas de mostrar sus facultades actorales y humanas sin una mascara encima, pero es que así fue el momento histórico, la narración no se permite tener tanto calor como para derramar una lagrima y se nota que no la quiere buscar. Por lo cual, logra sus objetivos: evidenciar todas las circunstancias, poner los eventos bien narrados y asumir una posición de espectador privilegiado.

Siempre es un gusto ver a Nolan y su equipo por que intenta emocionar a punta de facultades y presupuesto para desarrollar historias ambiciosas pero en el plano sentimental, en este caso, se deja completamente indiferente.

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