SHAPE OF WATER (2017)


En cierto momento del relato Guillermo del Toro brinda con éxito sensaciones bastante diferentes entre el drama, lo terrorífico de la actuación de Michael Shannon al que se le debe media película y la belleza extraña, sumamente encantadora de Eliza que coge casi la otra mitad. La actuación de Michael Stuhlbarg es el otro porcentaje que completa una cinta que merece todos sus éxitos. 

Es un giro de tuerca entre la extraña normalización de la fantasía y la rutina agobiante del fracaso en la vida. Bellísima a fuerza del talento en la escenografía, las actuaciones y el maquillaje. Es una producción preciosa, orgánica, realista, natural y bien vestida. Un relato delicado, alegórico, suave, hermoso. Como un ballet, o tal vez como un cuento erótico de una mujer fantasiosa, como una fábula con una perspectiva provocativa y bella. 

Es por eso que me recuerda mucho a las películas de Disney, que me recuerda los arquetipos de un romance entre un príncipe y su princesa escondida, su villano realmente desquiciado, el coprotagonista que ayuda, y el sidekick que nos hace reír. Todos los arquetipos están ahí y son evidentes porque vimos muchas películas que nos marcaron y nos gustaron. Salvo que ahora tenemos 25 años y hemos experimentado la sexualidad y la sensualidad, la muerte, la sangre, las vísceras, lo extraño del amor. Ese es el mayor talento del guion, además de sus grandes giros, hacer esa brillante nueva propuesta y tal vez que se guarde en la memoria de muchas espectadoras jóvenes a las que en algo pueda influenciar.

Sin embargo no puedo pasar en alto el hecho de la falta de expresión de ese amor casi irracional e infantil del y hacia el “recurso”. Las comparaciones son odiosas pero aunque esto no deje de ser una versión brillante de la Bella y la Bestia, Bestia, en aquel clásico animado enmarcaba en hierro, a partir de sus gestos, expresiones y mayor humanidad esa conexión amorosa con Bella. Aquí el “recurso” carece de esa expresión. O mejor dicho  hace falta algo de mayor expresividad amorosa debido a  que se ve un poco apresurada. También es cierto que del Toro los enfrasca en una intimidad que no nos pertenece, una intimidad de personajes que no son necesariamente como nosotros, por lo cual no nos sería tan obvio entenderlo. 

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