THE FLORIDA PROJECT (2017)


Una niña come waffles con sirope de manzana como almuerzo y un poco de soda, junto a su madre de unos 20 años, delgada, tatuada y rebelde en la rivera de un caño. Al lado, su pequeño vecino latino, de madre soltera, come lo mismo, mientras escuchan música hip hop y se detienen a sonreír cuando la niña hace twerking y se toman un par de selfies. El helicóptero de vigilancia de Disney World revolotea en esta escena y se convierte en una fuerte presencia como personaje escénico de The Florida Project,  un  retrato de la composición familiar y social de la modernidad norteamericana. Mientras que en los noventas soñaban con un futuro prometedor para estos años, la realidad y la desintegración social del país mas hipócrita y doble moral del mundo, los ha embriagado sin darse cuenta. 

La exposición de este tipo, nos tiene que obligar a creernos el cuento del diario vivir de sus personajes y de entender el retrato social de forma evidente, sin que eso signifique que sea sencillo de plasmar y además con sutiliza y elementos de poesía urbana reflejada en su modesta pero preciosa fotografía. El retrato entonces, funciona a las mil maravillas, porque el escenario, su ubicación geográfica va ganando mas peso a partir de la escala moral y de las inmersivas y naturales actuaciones de sus tres protagonistas. Es evidente que el peso de la narrativa y de la edición cae sobre el personaje de Moone, la pequeña niña, pero aquí el drama se lo lleva la actriz natural Bria Vinaite, que nos afecta a los espectadores por su carácter e ignorancia juvenil y Willem Dafoe, que me atrevo a decir ofrece su mejor trabajo para estar al tanto del realismo de este escenario. No me extrañaría que su luz humana, su talento y el personaje que más me haya gustado de su carrera recibiera un Oscar como mejor actor de reparto. Seria merecido aunque creo que no va a pasar.

A veces me recuerda a La Vendedora de Rosas de Víctor Gaviria, y a veces a Little Miss Sunshine, es modesta, está bien llevada, es única, es critica, y aun así carece de un impacto dramático ligeramente mas morboso, algo que seguramente trascendería en la memoria de los espectadores, pero no lo quiere hacer por que mantiene a toda costa, la integridad infantil de su sutil y lograda critica. Al fin y al cabo, acaba en la única burbuja donde la felicidad y la hipocresía familiar se convierte en una industria masiva.

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