SUNSHINE (2007)

Sunshine es una historia científica, post apocalíptica y futurísta, manejada con un ritmo brutal, atmosférico y casi hasta musical que se obsesiona bien con los conflictos entre los personajes y el roce de sus peculiaridades. Dan gusto las escenas de exposición del problema que nos sumergen en la trama profundamente, casi cuestionándonos y entendiendo todos los factores. Es una cinta que alcanza picos preciosos, épicos, espirituales, heroicos, pero que en otros momentos sobre todo en su ultimo acto donde se transforma en una película de terror y otras cosas más, genera una incomodidad no merecida en el espectador, casi ridícula, un giro en la trama que lo odias o lo amas por sus formas. 

A veces se vuelve demasiado saturada de color dorado, de deformación de la imagen, de manipulación del espectro e imágenes muy de los dos miles como un cliché. A veces es agotadora toda esta manipulación de la forma, es cansina, hace todo lo contrario a ser estimulante y esas veces es donde el ritmo decae y Boyle es el único culpable. A veces, pasa lo que no debe pasar: no se entiende nada.  

Pero todo este metraje, todas estas ideas, toda esta música, todas estas formas tan dinámicas hasta el cansancio se sostienen no por las ideas de su director sino por la demostración de talento de 3 actores que estaban tratando de consolidarse por los años en los que se estrenó. En la cima Cillian Murphy que puede parecer aquí el mejor actor de su generación: sus rasgos medidos, la expresión de sus ojos, sus contemplaciones y sus análisis. No parece un físico, pero es un físico. Todos sus personajes son embriagantes, y siempre creo que es una persona diferente. 

Por el otro lado Chris Evans el capitán américa, aquí esta medido en un personaje pétreo, solido, inamovible y casi héroe de fantasía, en una historia hiperrealista. Finalmente queda Rose Byrne que con sus ojos esparce sus emociones y remata con una meticulosa sonrisa, la descripción de su trasfondo, su cansancio se nota. Creo que pasados ya unos cuantos años quedamos en deuda con Murphy y con Byrne.

Es una película en la que muchas veces si y a veces no. La que a veces se siente grotesca y muchas veces más, hermosa.