LEAVE NO TRACE (2018)


La directora Debra Granick resuelve muy bien varios elementos: nos hace entender el contexto sociocultural alrededor de las zonas urbanas mas apartadas de los estados unidos. Nos hace entender como funcionan sus carreteras, la indigencia americana, la pobreza y los conflictos psicológicos de sus habitantes. Pero su fuerte, radica en dejar actuar a sus protagonistas con una contención particular para que brille la luz de la actriz Thomasin McKenzie como Tom, en el reflejo de Ben Foster,  la mejor actuación de su carrera. Esa contención ayuda a que sintamos una especie de lastima por los dramas y giros, por los conflictos internos y por la resolución del problema de tener una vida con una hija que no puede pagar por los pecados de su padre. 

Una vez metidos hasta la coronilla, el espectador entra en la necesidad de entender a Will, y cree que lo esta haciendo, pero la frustración de Tom se va adhiriendo hasta decir basta. No es una película que explore al padre si no que se dirige bien por medio de Tom (con una belleza, inaudita una melancolía nueva y bien recibida) y el peso de tener un familiar tan cercano afectado por un trauma de este calibre. Belleza, drama y un final con un dolor algo imborrable. Sin embargo sufre mucho por llevarse al extremo esa falta de claridad, esa necesidad de entender qué paso antes con Will, de decirnos muy bien como podríamos resolverlo, de abrir en el acto correcto esa medida contención. 

Comentarios

Entradas populares