MIDSOMMAR (2019)
Sin embargo, al contrario de Hereditary que tenía detalles de genialidad pura en la construcción de su idea, Midsommar se pasa en la duración de su primer y segundo acto poniendo la idea encima de la mesa. Sus otros defectos pertenecen a un final un poco abierto, sin justificación, dejando la psicología de su protagonista en la nada, injustificada y drogada de dolor, como sevicia pura a la que llega por que sí y las preguntas vienen (¿Y su familia qué y ella en qué queda?). La fotografía de tonos brillantes, de naturaleza romántica y bella, llena de luz, de color, de aura de maquillaje del paraíso para un infierno de ángeles rubios y viejos es preciosa. Es como que llegas al cielo, pero te van a quitar las entrañas. Eso es perturbador, lo bello en lo aterrador.
Por lo demás tengo otro problema grave, las actuaciones no son lo suficientemente buenas con la excepción de su protagonista y los seres humanos en las películas de su tipo siempre tienden a parecerme irreales: ningún ser humano apaga sus instintos y sentimientos tanto, nadie es tan estúpido como para no darse cuenta de lo que pasa, los seres humanos aquí no son expresivos ni inteligentes y uno no puede identificarse con ellos porque nadie se comporta de esa forma, nadie se deja matar así, nadie se vuelve tan ciego y estúpido, eso no son personajes, son solo carne de cañón. Eso no pasaba en Hereditary.
Midsommar es sevicia, es ganas de hacer daño puro, logra sus objetivos con creces pese a sus defectos. Nadie tiene tanto talento para perturbar tan efectivamente.
★★★★
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